Aviso que este va a ser un típico post nostálgico así que, según cuándo te iniciaste en el mundillo del blogging y del marketing online, quizá te suene algo extraño todo lo que voy a contar hoy.
Hace poco más de una década, cuando aún ni se asomaba la crisis económica, había muchas oportunidades para los bloggers. Era porque algunos bloggers empezaban a destacar por congregar lectores ávidos de opiniones reales.
Las agencias no acababan de entender la situación y era fácil que hubiese quejas de empresas, bloggers y lectores disgustados: unas querían buenas reviews sin esfuerzo, otros querían un trato más personal y los otros querían más transparencia. De hecho, uno de los «grandes conflictos» intentó dividir a la blogosfera entre quienes aceptaban publicidad en los blogs y quienes se negaban a dejarse controlar por los anunciantes.
Por entonces, mi blog llevaba ya un par de años activo y los mensajes de agencias eran constantes. Había tantos haciéndolo mal, que cuando alguien se dignaba a entender lo que era la blogosfera, todos lo agradecíamos. Y digo ‘todos’ porque éramos unos cuantos y nos conocíamos casi todos así que, casi sin darnos cuenta, pronto empezó la competición para ver quién publicaba antes o qué se daba a quién a cambio de qué. Tenía que acabar mal la cosa (perdón por el spoiler).
En 2007 publiqué un white paper que, más que manual, casi era un manifiesto: «Buenas prácticas de blogmarketing«. Hoy este documento cumple 10 años y releyéndolo junto con uno posterior de 2009 siento que casi todo sigue igual y los errores se suceden. Sí, aparecieron las agencias especializadas pero algunas lo eran y otras solo lo decían. También surgieron como un gran-bada-boom los medios sociales y con ellos el social media marketing. Así que el blog empezó a competir con los que reunían seguidores en redes y pasamos de hablar de blogmarketing o blogger relations a sufrir el marketing de influencia (primero a lo grande y luego a lo micro), aunque todo siguen siendo RRPP pero con algún .0 detrás para parecer más modernas.
El objetivo de las campañas cambió ligeramente y pasó de querer ser viral (era la palabra de moda) a ser recomendado, mencionado o simplemente enlazado (ahora el link building es lo más). De bloggers comparados con periodistas a influencers tratados como celebrities. Del mail para pedirte que publiques una nota de prensa al «pásame un presupuesto para saber cuánto me costaría que me sacases en todas tus redes». Todo por el bien del marketing.
Hay datos sobre el valor de los influencers y sus contenidos en el marketing. Está claro que son una vía para promocionar tanto productos como piezas propias a las que se quiera dar un alcance mayor o quizá diferente. Pero mi sensación es la misma: aunque alguna buena noticia se oye de tanto en tanto, la cosa no va tan bien como debería después de tanto tiempo practicando. ¡Más de una década!
O quizá sea solo mi imaginación y por eso me gustaría animarte a dejar tu opinión en los comentarios. Quizá dentro de otros 10 años nos riamos un rato leyéndolos, ¿te animas?